HOMILÍA DEL LUNES: CONFIAR EN EL SEÑOR INCLUSO CUANDO NO ENTENDEMOS EL POR QUÉ DE LO QUE SUCEDE
Ante los “valles oscuros” –todas el mal que vemos a nuestro alrededor- de nuestro tiempo, la única respuesta es encomendarse a Dios. Incluso cuando no entendemos, como sucede ante una enfermedad rara de un niño, encomendémonos en las manos del Señor, que jamás deja solo a su pueblo. Este fue el mensaje del Papa Francisco en su homilía de hoy.
Cuántos valles oscuros. ¿Dónde estás Señor?
El Señor – dijo el Santo Padre –siempre camina con nosotros, nos quiere y no nos abandona. “Cuando nosotros hoy vemos tantos valles oscuros, tantas desgracias, tanta gente que se muere de hambre, de guerra, tantos niños minusválidos, tantos… tantos que ahora, tú les preguntas a sus padres: ‘¿Pero qué enfermedad tiene?’ – ‘Nadie lo sabe: se llama enfermedad rara’… Cuando uno ve todo esto, se pregunta: ¿pero dónde está el Señor? ¿Dónde estás? ¿Tú caminas conmigo?
Uno ve a estas cuatro hermanas de la Caridad masacradas hace pocos días: servían por amor, y ¡terminaron masacradas por odio! Cuando tú ves que se cierran las puertas a los prófugos y se los deja fuera, al aire, con el frío… ¿Pero Señor, dónde estás Tú?”.
¿Por qué sufre un niño? No lo sé, pero me encomiendo a Dios
“¿Cómo puedo encomendarme a Ti – se preguntó el Papa – si veo todas estas cosas? Y cuando las cosas me suceden a mí, cada uno de nosotros puede decir: ¿Cómo me encomiendo a Ti?”.
Para esta pregunta, existe solo una respuesta:
“No se puede explicar, no, yo no soy capaz de esto”: “¿Por qué sufre un niño? No lo sé: es un misterio para mí. Sólo me da un poco de luz –no a la mente, sino al alma – Jesús en el Getsemaní: ‘Padre, este cáliz, no. Pero que se haga Tu voluntad’. Se encomienda a la voluntad del Padre.
Jesús sabe que no termina todo con la muerte o con la angustia; y sus últimas palabras en la Cruz son: ‘¡Padre, en Tus manos me encomiendo!’, y muere así. Encomendarse a Dios, que camina conmigo, que camina con mi pueblo, que camina con la Iglesia: y esto es un acto de fe. Yo me encomiendo. No sé: no sé porqué sucede esto, pero yo me encomiendo. Tú, Señor, sabrás por qué”.
El mal no es definitivo, el Señor está siempre con nosotros
El Papa también afirmó que ésta es la enseñanza de Jesús: a quien se encomienda al Señor, que es Pastor, no le falta nada”. Incluso si va por un valle oscuro – añadió – “sabe que el mal es un mal del momento, pero no habrá mal definitivo porque el Señor está, ‘porque Tú Señor estás conmigo’.
Y explicó que ésta es “una gracia” que debemos pedir: “Señor, enséñame a encomendarme en tus manos, a encomendarme a tu guía, también en los momentos feos, en los momentos oscuros, en el momento de la muerte”:
“Nos hará bien, hoy, pensar en nuestra vida, en los problemas que tenemos y pedir la gracia de encomendarnos en las manos de Dios. Pensar en tanta gente que ni siquiera recibe una última caricia en el momento de morir. Hace tres días falleció una persona sin hogar, aquí, por la calle: murió de frío. En plena Roma, una ciudad con todas las posibilidades para ayudar. ¿Por qué, Señor? Ni siquiera una caricia… Pero yo me encomiendo, porque Tú no decepcionas”.
Y precisamente “Señor, no entiendo, es una bella oración: incluso sin comprender, me confío a tus manos”.
Fuente: News.va