Diócesis de Zárate – Campana

San José custodio de la Vida

En la fiesta de San José, esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Jesús, queremos tomar su ejemplo de verdadero esposo, padre y custodio de la vida.
Su vida en las Sagradas Escrituras es silenciosa, cuando se entera del
embarazo de María se hace cargo de ella y del fruto bendito de su vientre. Un varón justo, trabajador, sencillo de corazón, fiel esposo, padre presente,
cualidades evangélicas que hacen de José un hombre de fe.
Estamos por festejar en breve la fiesta de la Anunciación del Señor, la
encarnación del Hijo de Dios en el seno virginal de María. El día 25 de marzo es también el Día de la Vida por Nacer, recordando así el derecho inalienable que tiene todo ser humano a nacer. En muchas partes de nuestra patria se hará la Marcha por la Vida, el rezo del Rosario y otras celebraciones para acogerla y cuidarla como don sagrado. Acompañamos y alentamos todas estas iniciativas, y nos sumamos a cada una de ellas, sin confrontaciones, respetando el derecho a la libre expresión que debe primar en estas horas difíciles de diálogo y encuentro entre los argentinos.
Que San José y la Virgen María nos ayuden a cuidar toda vida, en especial la
vida de los más vulnerables.

Buenos Aires, 19 de marzo de 2019

Comisión Episcopal para la Vida, los Laicos y la Familia (CEVILAF)
Conferencia Episcopal Argentina

San Jose

Comparte la Capilla San Jose, de Villa Lía San Antonio de Areco

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Hoy es la Solemnidad de San José, Esposo de la Virgen María y Patrono de la Iglesia Universal.

San José es quien tuvo el privilegio de ser esposo de María, de criar al Hijo de Dios y de ser la cabeza de la Sagrada Familia. Es patrono de la Iglesia Universal, de una infinidad de comunidades religiosas y de la buena muerte.

“José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt. 1, 20-21), le dijo el ángel en sueños al “justo” San José.

San José es conocido como el “Santo del silencio” porque no se conoce palabra pronunciada por él, pero sí sus obras, su fe y amor que influenciaron en Jesús y en su santo matrimonio.

Junto a María, San José también tuvo que sufrir que no los quisieran recibir en Belén, que el amor de su vida diera a la luz en un establo y el tener que huir a Egipto, como si fueran delincuentes, para que Herodes no mate al niño. Pero supo afrontar todo esto confiando en la Providencia de Dios.

Con su oficio de carpintero no pudo comprar los mejores regalos para su hijo Jesús o que recibiera la mejor educación, pero el tiempo que le dedicó para atenderlo y enseñarle su profesión fueron más que suficiente para que el Señor conociera el cariño de un papá, que también es capaz de dejarlo todo por ir en busca del hijo extraviado.

Se conoce a San José como Patrono de la buena muerte porque tuvo la dicha de morir acompañado y consolado de Jesús y María. Fue declarado Patrono de la Iglesia Universal por el Papa Pío IX en 1847.

Una de las que más propagó la devoción a San José fue Santa Teresa de Ávila, que fue curada por intercesión del papá de Jesús en la tierra de una terrible enfermedad que la tenía casi paralizada y que era considerada incurable. La Santa le rezó con fe a San José y obtuvo la curación. Luego solía repetir:

“Otros santos parece que tienen especial poder para solucionar ciertos problemas. Pero a San José le ha concedido Dios un gran poder para ayudar en todo”.

Hacia el final de su vida, la Santa carmelita resaltó: “durante 40 años, cada año en la fiesta de San José le he pedido alguna gracia o favor especial, y no me ha fallado ni una sola vez. Yo les digo a los que me escuchan que hagan el ensayo de rezar con fe a este gran santo, y verán que grandes frutos van a conseguir”

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