Una reflexión sobre la Presentación del Señor, y su “profético y luminoso significado”para nosotros, hoy.
Este año 2013, en pleno Año de la Fe, bendecimos los cirios (o “velas”, o “candelas”, de allí el nombre, que perdura en la mente del pueblo fiel, “la Candelaria”) en la iglesia catedral de Santa Florentina. Es un gesto de devoción popular, así como la procesión, por pequeña que sea, e trata de algo simbólico, que tiene su raíz en el corazón, en sentido bíblico. El Papa Benedicto XVI se refirió al tema en la primera vez que presidió dicha celebración como Sumo Pontífice: “La sugestiva procesión con los cirios al inicio de nuestra celebración nos ha hecho revivir la majestuosa entrada, cantada en el salmo responsorial, de Aquel que es “el rey de la gloria”, “el Señor, fuerte en la guerra” (Sal 23, 7. 8). Pero, ¿quién es ese Dios fuerte que entra en el templo? Es un niño; es el niño Jesús, en los brazos de su madre, la Virgen María (…) Se cumplió así el oráculo del profeta Malaquías, dijo el Papa:“De pronto entrará en el santuario el Señor” (Ml 3, 1). Estas palabras comunican toda la intensidad del deseo que animó la espera del pueblo judío a lo largo de los siglos. Por fin entra en su casa “el mensajero de la alianza” y se somete a la Ley: va a Jerusalén para entrar, en actitud de obediencia, en la casa de Dios(HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI DURANTE LA MISA EN LA FIESTA DE LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR Jornada de la vida consagrada Jueves 2 de febrero de 2006)
-Dicha festividad es “memoria conjunta del Hijo y de la Madre”
-Se trata de la “celebración de un misterio de la salvación realizado por Cristo, al cual la Virgen estuvo íntimamente unida como Madre del Siervo doliente de Yahvé”
-La Virgen es “ejecutora de una misión referida al antiguo Israel y como modelo del nuevo Pueblo de Dios, constantemente probado en la fe y en la esperanza del sufrimiento y por la persecución”
Podemos leerlo en:
EXHORTACIÓN APOSTÓLICA MARIALIS CULTUS DE SU SANTIDAD PABLO VI PARA LA RECTA ORDENACIÓN Y DESARROLLO DEL CULTO A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
(PARTE I: EL CULTO A LA VIRGEN EN LA LITURGIA, n. 7)
“La fiesta del 2 de febrero, a la que se ha restituido la denominación de la Presentación del Señor, debe ser considerada para poder asimilar plenamente su amplísimo contenido, como memoria conjunta del Hijo y de la Madre, es decir, celebración de un misterio de la salvación realizado por Cristo, al cual la Virgen estuvo íntimamente unida como Madre del Siervo doliente de Yahvé, como ejecutora de una misión referida al antiguo Israel y como modelo del nuevo Pueblo de Dios, constantemente probado en la fe y en la esperanza del sufrimiento y por la persecución (cf. Lc 2, 21-35)”.
Nos ilumine, bendiga y proteja Jesucristo, “Luz de Luz”, a nosotros, nuestras familias, comunidades, a la misión que de Él hemos recibido, amparados por Aquélla que es “Modelo del nuevo Pueblo de Dios”, la Virgen María.
+Oscar Sarlinga
2 de febrero de 2013